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Lujo

El hotel Majestic, todo un símbolo de Barcelona, sopla 99 velas

A punto de cumplir un siglo de vida, este 5* Gran Lujo ha sido testigo de los avatares sociales y políticos de la Ciudad Condal. El arte, con más de mil obras, y la gastronomía, con una estrella Michelin, son sólo alguno de sus sellos de distinción.

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En abril de 1918 nació Majestic Hotel Inglaterra. En el corazón de Barcelona, en pleno Paseo de Gracia, se levantó un majestuoso edificio de estilo neoclásico francés un establecimiento de vocación cosmopolita que pronto se convirtió en el escenario de referencia para los actos y celebraciones de la alta sociedad barcelonesa. El hotel, que aún no contaba con las actuales dimensiones, abrió con 100 habitaciones, todas con cuarto de baño, como se destacaba en los anuncios que publicaba el diario La Vanguardia, cuando el teléfono tenía sólo tres cifras y se podía dormir por poco más de 10 céntimos de euro.

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Durante el paréntesis que supuso la Guerra Civil, el hotel pasó a llamarse Hotel Majestic y poco a poco comenzó a ampliarse hasta que en los años 70 alcanzó las 340 habitaciones. A partir de 1963, la propiedad del Majestic pasó a la familia Soldevila-Casals, quienes introdujeron importantes mejoras estructurales y apostaron por la gastronomía y el arte. Así fue cómo el hotel se convirtió en el primer establecimiento de la capital catalana en contar con un restaurante con estrella Michelin, el afamado Drolma, hoy ya desaparecido. En la actualidad, Nandu Jubany, con una estrella Michelin y alumno de Juan Mari Arzak y Martín Berasategui, está al frente de los tres espacios gastronómicos del Majestic, para consolidar su posición como referente de la alta cocina en Barcelona. Su oferta gastronómica es una mezcla de cocina mediterránea de proximidad y de mercado, tradicional catalana y con toques internacionales, con opciones clásicas y contemporáneas, que pone énfasis en la distinción y la clase.

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Además del arte gastronómico, el Majestic reúne más de 1.000 obras de arte, lo que lo convierte en auténtico hotel-museo. Siempre en el centro de la escena cultural y artística barcelonesa, por sus habitaciones han pasado estrellas de cine, artistas, políticos, figuras del deporte y empresarios de prestigio, quienes han podido disfrutar de la calidad de sus instalaciones y la profesionalidad de un servicio discreto y eficaz. Nombres como el de la Reina María Cristina, los poetas Antonio Machado, León Felipe y Federico García Lorca, los pintores Joan Miró y Pablo Ruiz Picasso, los cantantes Charles Trenet y Josephine Baker, la soprano Renata Tebaldi o el Premio Nobel de literatura Ernest Hemingway, han ayudado a crear la enorme reputación del Majestic.

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Con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992, se acometió la renovación de los espacios comunes, la fachada, la decoración y el mobiliario de las habitaciones, pero fue en 2013, cuando, bajo la supervisión de Antonio Obrador, culminó la más ambiciosa etapa de renovación del Majestic, con la mirada puesta en el futuro, pero sin olvidar el pasado y la trayectoria del hotel. Una de las premisas para la renovación del hotel fue el respeto por la arquitectura clásica del edificio. Gracias a la combinación de elementos del pasado con otros más actuales, Obrador consiguió crear espacios eclécticos y atemporales, respetuosos con la tradición y modernos en confort, tonos, iluminación y materiales. El resultado se aprecia en la actualización de sus habitaciones, salones y espacios comunes que conservan la esencia histórica del edificio.

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Con el objetivo de ganar en confort y calidad, la capacidad del hotel se redujo hasta las 271 habitaciones, 40 de ellas son suites. Las estancias han ganado amplitud y luminosidad y la introducción de mobiliario contemporáneo, combinado con una cuidada selección de textiles de gran calidad, las convierte en espacios frescos, funcionales y muy acogedores. Los baños mantienen un estilo clásico y atemporal gracias a la incorporación de diferentes tonalidades de mármol que crean un ambiente elegante y luminoso. La particular distribución arquitectónica del edificio hace que cada habitación sea un espacio único y diferente. Aunque todas han sido decoradas siguiendo un estilo uniforme, cada estancia mantiene su singularidad. En la decoración prima el mobiliario clásico combinado con elementos modernos y actuales y las tonalidades marrones, blancas y beige son las protagonistas de los ambientes por su elegancia y calidez.

La más impresionante, sin lugar a dudas, es la Majestic Royal Penthouse, la suite más grande de Barcelona con 467 metros cuadrados que, además, dispone de dos impresionantes terrazas (con jacuzzi), siendo la única suite de la ciudad que tiene una doble vista panorámica sobre Paseo de Gracia y la Sagrada Familia. Cuenta con un salón que dispone de varios sofás con capacidad para unas 14 personas, un comedor, un bar, dos dormitorios dobles, a los que se puede añadir una tercera habitación y dos amplias terrazas, que hablan de la historia y la belleza de la ciudad e invitan a contemplarla. Un lujo que demuestra por qué el Majestic cumple hoy 99 años y sigue estando tan actual. Felicidades.

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