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La catedral más moderna de España

La Sagrada Familia, el símbolo de Barcelona

Si hay un lugar conocido en todo el mundo de la ciudad de Barcelona, ese es la Sagrada Familia. Te contamos todo lo que no sabemos sobre ella.

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Barcelona es una ciudad con mil y una posibilidades. Cuando alguien prepara un viaje a la Ciudad Condal, necesita unos cuantos días para visitar todo lo más importante. Aun así, casi siempre es imposible que todos los rincones estén incluidos en el itinerario. Pero si hay un sitio que nunca falta, un lugar conocido a nivel mundial, un lugar que visitan todos los viajeros, ese es la Sagrada Familia.

La Sagrada Familia es el símbolo de Barcelona incluso sin estar terminada de construir. De entre todas las obras de Antoni Gaudí, es sin duda la que más personas conocen. Y no es de extrañar, porque hablamos de un monumento imponente, majestuoso y realmente bonito.

Su origen lo encontramos en el año 1876, cuando la Asociación Espiritual de Devotos de San José promovió la construcción de un templo dedicado a la Sagrada Familia. Pese a eso, no fue hasta 1882 cuando comenzaron a levantar el edificio. Eso sí, el diseño inicial y con el que se comenzó la construcción fue del arquitecto Francisco de Paula del Villar y Lozano. Pero poco después del inicio de las obras decidió abandonar el proyecto, que quedó en manos de Gaudí.

Así, Gaudí siguió trabajando con el diseño del primer arquitecto, pero dejó de hacerlo cuando recibió un gran donativo. Entonces decidió iniciar una construcción nueva, una más innovadora, más grande y simbólica. Y fue entonces, en 1892, cuando nació esa Sagrada Familia que años más tarde se convertiría en el monumento más importante de Barcelona.

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Gaudí fue construyendo el templo poco a poco. Le dedicó tiempo y esfuerzo y consiguió transmitir aquello que quería. De esta manera, hoy podemos admirar un edificio precioso aunque inacabado. Lo primero que hizo el arquitecto catalán fue la fachada del Nacimiento, una fachada perfectamente decorada. Después construyó la fachada del ábside y el Portal del Rosario, una de las puertas de acceso al claustro del Nacimiento. Sin embargo, tan solo pudo ver en pie un campanario: el primero de la fachada del Nacimiento, dedicado a San Bernabé, con 100 metros de altitud.

Un año después de su construcción, en 1926, Gaudí murió. Pero desde entonces se siguió trabajando en el edificio, lentamente, hasta llegar al punto en el que lo encontramos actualmente. No sin algunas dificultades, pues durante la Guerra Civil se destruyeron algunos planos y maquetas que tuvieron que ser reconstruidos siguiendo la idea original.

Así, en una visita a la Sagrada Familia, hoy podemos ver un templo súper imponente. Un templo que se diseñó a partir de la tradición de las catedrales de estilo gótico y bizantino. Antoni Gaudí pretendía que la Sagrada Familia fuese una representación del cristianismo y lo logró. Pero lo hizo de una manera original, con formas y estructuras nuevas que tenían y por tanto tienen como protagonistas a la luz y al color.

La Sagrada Familia que Antoni Gaudí diseñó cuenta con dieciocho torres. La central está dedicada a Jesucristo, las cuatro torres que la rodean representan los evangelios y las enseñanzas de Jesús. La torre del ábside está dedicada a María y las doce torres de las que todavía no hemos hablando son las que representan a los doce apóstoles. Pero por si esto no fuese suficiente, en la fachada están representadas algunos de los momentos más importantes de la vida de Jesucristo.

Además, otro de los elementos elegidos a conciencia por el arquitecto es su altura. Gaudí quería que la Sagrada Familia fuese alta para que estuviese más cerca de Dios. Y precisamente esto, su altura, es otra de las cosas que la hace todavía más monumental. Hablamos de un lugar con magia que una vez que esté terminado no hará otra cosa que brillar todavía más.

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