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Un paraíso natural cerca de Sicilia

Las Islas Eolias: una ruta por las hermosas islas de los volcanes

El archipiélago de las Islas Eolias constituye un paraíso natural muy cerca de Sicilia que merece la pena conocer. Os presentamos un recorrido por los lugares imprescindibles de sus islotes.

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Aunque en pleno siglo XXI las Islas Eolias se antojan como un paraíso para todos los turistas, también para sus habitantes, lo cierto es que no fue hasta hace relativamente poco cuando el planeta abrió los ojos para mirarlas como son: un Patrimonio de la Humanidad -declarado de forma oficial por la UNESCO.

El archipiélago de las Eolias está formado por siete islas principales: Lipari, Stromboli, Panarea, Salina, Filicudi, Alicudi y Vulcano. Con poco más de 13.000 habitantes en total y encontrándose todas cerca de Sicilia, encontramos en estas islas los restos de lo que hace dos millones de años fueron volcanes submarinos que emergieron a la superficie. Hoy en día, solo Vulcano y Stromboli se encuentran activos.

Como decidirse por una u otra isla para disfrutar de unas vacaciones no solo es difícil sino que es injusto -cada una tiene su encanto particular y merece la pena conocerlo-, os proponemos una pequeña ruta entre ellas que no entraña demasiada dificultad: las conexiones entre todas, por mar, es sencilla.

Podemos empezar con Lipari, la capital de las Eólicas. Por Lipari, la más grande y poblada, pasan todas esas conexiones entre islas de las que os hablamos. Destaca su acrópolis amurallada, contenida entre dos conocidas ensenadas llamadas Marina Larga y Marina Corta. Para tener una idea completa de la isla, podéis recorrer la carretera panorámica que os enseñará los mejores rincones de playa.

No os podéis marchar sin visitar las canteras de obsidiana y pómez ni tampoco su catedral, San Bartolomeo. En diferentes edificios se encuentra el Museo Arqueológico Eoliano, que nos permitirá conocer un poco mejor la historia del archipiélago y sus volcanes. Nada que decir de las numerosas atracciones marinas que resultan, valga la redundancia, aún más atractivas por el color transparente de sus aguas, algo que podemos encontrar en todas las islas.

Stromboli es la isla más lejana a Sicilia y también una de las que más visitantes recibe al año. Culpa de esto la tiene su volcán, aún activo, ¡muy activo! Se puede ascender hasta el cono volcánico teniendo precaución y siguiendo siempre al guía correspondiente, pues es habitual que nos escupa y haya que retroceder, por lo que podría resultar peligroso.

Una característica principal del volcán, quizá lo que más llame la atención del mismo, es la llamada Sciara del Fuoco, una depresión en forma de canal por cuyos márgenes solidificados desciende la lava y el fuego hasta el mar, como si de un río se tratase. Las excursiones para ver este espectáculo al anochecer son numerosas. Stromboli es un tesoro volcánico activo, donde también podemos disfrutar de playas de arena negra.

La más pequeña de las Eolias no es ni mucho menos la menos visitada. Panarea es una isla muy pintoresca, muy tranquila, que tiene una característica especial: es un pequeño archipiélago de siete islotes que, probablemente, formaran una sola porción de tierra que terminó rompiéndose por las continuas explosiones volcánicas.

Panarea nos ofrece la imagen que todos tenemos en mente cuando invocamos poblaciones sicilianas: pequeñas casas blancas y calas en las que perderse. En el cabo Milazzese encontramos, además, un interesante poblado prehistórico del siglo XIV a.C. del que, aunque parezca mentira, aún se conservan cosas.

Algo menos turística es Salina, igualmente hermosa y también con sus características particulares. Por ejemplo, los dos volcanes inactivos que se enfrentan en los extremos de la isla, llamados Fossa delle Felci (que constituye el punto más alto de las Eolias, con 962 metros) y Monte dei Porri. También en Salina podemos disfrutar de un ambiente tranquilo plagado de calas y playas de aguas transparentes donde quedarse unos cuantos días.

En Filicudi encontramos los restos de un antiguo volcán, al que se denominó de igual modo Fossa delle Felci. Las excursiones para coronar el pico más alto de una isla caracterizada por los helechos que la cubren son numerosas y muy agradables: el paseo hasta la cima es imperdible.

Es aconsejable alquilar una barca para disfrutar de las grutas marinas que rodean la isla y que nos dejarán con la boca abierta. La más famosa es la Grotta del Bue Marino donde, según las leyendas, habitan criaturas monstruosas cuyos rugidos podemos escuchar encontrándonos dentro de la misma.

Alicudi es una isla especial: sin carreteras y con poco más de 100 habitantes, solo la parte oriental cuenta con una variedad de casas distanciadas entre sí y la mayoría deshabitadas. Aunque no es turística como tal, esta sensación de no haber sido tocada por la mano del hombre la confiere un aire misterioso y puro que hay que conocer. Eso sí, tendrá que ser de mayo a septiembre: es la única época del año en la que abre el único hostal de la isla.

Por último pero, como suele decirse, no menos importante... Vulcano. Es quizá la más conocida de las Eólicas y su nombre nos lo dice todo: el volcán gobierna la isla. Su actividad es constante pero está controlada y ofrece unos espectáculos que todo turista quiere admirar.

La ascensión al cráter no es difícil: poco más de una hora de camino que te permitirá disfrutar de unas vistas impresionantes de todo lo que se extiende alrededor de Vulcano, la isla más cercana a Sicilia. El olor a azufre os dará la bienvenida mientras lo descubrís empapando las laderas del volcán.

Otro lugar característico de la isla está en los lodos de fango en el farallón de Levante: son, literalmente, lodos de fango con cualidades terapéuticas donde te sumerges hasta cubrirte por completo.

¿Preparado para una excursión a las Eolias?

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