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GASTRONOMÍA DE OTOÑO

Tras la ‘trufa del desierto’ por las islas Canarias

Descubre la llamada ‘trufa del desierto’, un hongo que ya se está explotando en Canarias de forma intensiva y que seduce paladares a miles de kilómetros de distancia.

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Otoño es tiempo de setas. Los amantes de este producto no dudan en subir a los montes y valles de toda nuestra geografía y empezar a recolectar setas y hongos de todo tipo. Sin embargo, sigue siendo la trufa el más mágico y especial.

España es el primer productor de trufas negras, y no sólo por cantidad sino también por su calidad e intensidad aromática. Provincias como Huesca, Teruel, Soria o Castellón presumen de ser las mejores para encontrar estas cotizadas trufas. Sin embargo, este es un producto de invierno. Ahora, en otoño, las miradas se vuelven a Canarias, concretamente a la isla de Lanzarote. Allí se ha empezado el cultivo intensivo de la llamada ‘trufa del desierto’, para algunos ‘la hermana pequeña’ de la trufa negra.

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Con un precio mucho más competitivo que la trufa negra, su valor ronda entre los 25 y los 30 euros el kilo, frente a los 400 y 600 euros que se llega a pagar por la ‘hermana mayor’. Su tiempo de producción es mucho más reducido, ya que desde que se planta sólo tarda 1 ó 2 años en crecer, frente a los 6 u 8 que tarda la trufa negra y su reproducción es más fácil, ya que crece bajo simples arbustos, y no necesita hacerlo a pie de grandes árboles. Es por ello que en Lanzarote están intentando plantarlas en huertos y, luego, trasladarla a la cocina.

Ojo que no te den papa por trufa, ya que su aspecto es muy similar al de la patata canaria. En la isla la llaman ‘papa cría’ (del mismo modo que se le llama criada, en Fuerteventura, o nacida en La Palma, donde también se cultiva). Basta recorrer los mejores restaurantes del archipiélago para verla en los menús, pero también en la Península.

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También los mejores hoteles han comenzado a incorporarla en sus cartas, así como en programas de agroturismo y gastronomía para gourmets, que quieren recorrerse la zona en busca de productos típicos. Uno de ellos es el Barceló Lanzarote Resort, en la zona de Costa Teguise, que cuenta con un restaurante a la carta, el Mediterráneo, además de un buffet con cocina en vivo (llamado Las Palmeras).

Por su parte, en Fuerteventura, la recolección de las criadas comienza tímidamente en estas fechas hasta que ‘explota’ en diciembre y enero (no en vano es una tradición que se ha ido traspasando de generación en generación). La diferencia con Lanzarote es que no se da en cultivos controlados y la mayoría se recogen directamente del campo, con el riesgo medio ambiental que supone. Afortunadamente, el Cabildo majorero viene desarrollando un proyecto sobre el cultivo controlado en la zona de Pozo Negro y El Roque en colaboración con la Universidad de Murcia.

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Una ruta por los campos de Canarias ahora en otoño es la mejor excusa para acercarse a una tradición, la de la trufa y las setas, que casi nunca mira hacia el archipiélago. Quizás haya que cambiar viejas costumbres.

Más información:

Turismo de Canarias

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