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Es una de las catedrales más bellas del mundo

10 secretos de la Catedral de Segovia

Explorar la Catedral de Segovia es un auténtico reto. Son muchos los detalles que pueden pasar desapercibidos y las historias que puedes perderte si no afrontas la visita con los cinco sentidos activos. Os dejamos 10 secretos y curiosidades que debes conocer para disfrutar de esta obra arquitectónica como se merece.

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El Acueducto romano que se alza imponente en el centro de Segovia es el aspecto distintivo de la ciudad, sin lugar a dudas. Pero la gran construcción no está sola en la capital de la provincia: a su alrededor, muchas y diferentes obras merecen también la atención de los turistas que cada día visitan una ciudad que con el paso de los años no ha perdido el encanto de quien sigue creciendo manteniendo su esencia.

Y la Catedral es parte de esta esencia. Presidiendo la Plaza Mayor de la ciudad como quien preside un lugar que considera suyo, la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos se alza imponente en la zona que concentra la vida de la ciudad. Resulta imposible no mirarla absorto cuando reparas en su presencia y al mismo tiempo está tan integrada con el entorno que podría llegar a pasar desapercibida para quien no vaya buscándola, para quien no sepa que está allí, vigilando el día a día de todos los segovianos.

Fue Emilio Castelar, Presidente de la Primera República, quien se refirió a ella como 'La Dama de las Catedrales'. No lo hizo en vano. De una belleza peculiar que llegó tarde al estilo gótico pero que también captó el carácter de éste, del mismo modo que se ha hecho con el carácter de la misma ciudad, solo podrás empaparte al cien por cien del hechizo de este lugar si acudes dispuesto a poner a trabajar los cinco sentidos. Son muchos los secretos, misterios, historias y curiosidades que habitan en una de las Catedrales más bellas de España, por eso no podíamos recorrer su inmensidad solos.

Marina Sanz Cristóbal es una de las personas responsables de cuidar y mimar este lugar. A su lado, enfrentarse a cada cuadro que descansa en las paredes de la magnífica construcción se antoja una tarea un poco más sencilla; no hay secreto, misterio o historia que se le escape. Y es con ella como queremos repasar esas diez curiosidades que debes conocer.

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Aunque este símbolo de la ciudad cuente con varios siglos a sus espaldas, no fue la primera Catedral con la que contó Segovia. Antes de la Catedral de Nuestra Señora de Asunción y San Frutos, los segovianos estaban amparados por la llamada Catedral de Santa María, situada más cerca del reconocido Alcázar. De estilo románico similar a la de Zamora, a su alrededor se encontraba un palacio episcopal, varios almacenes y el peculiar Barrio de las Canongías. Un dato importante: aunque algunos sigan refiriéndose a la actual Catedral como Catedral de Santa María, este nombre es erróneo. Cuando finalizó su construcción, pasó a ser conocida como Catedral de Nuestra Señora de Asunción y San Frutos y es así como debe ser llamada.

El Barrio de las Canongías es peculiar por muchas razones. Durante la época en la que estuvo activo, todas las casas de los Canónigos estaban situadas entorno a las calles Daoíz y Velarde, las que nos llevan directamente al Alcázar. Este Barrio contaba con sus propias leyes, podía dar asilo político a quienes sus habitantes querían y el paso estaba prohibido para quienes eran personas non gratas para ellos. Hoy en día solo se conserva una de las tres puertas que daban acceso al barrio: la puerta de la Claustra, que conduce a una calle en la que se encontraba la antigua casa de Juan Arias Dávila, obispo de Segovia e impulsor de la primera imprenta de España, de donde salió el Sinodal de Aguilafuente que, como se puede deducir, se convirtió en 1472 en el primer libro impreso. El Sinodal de Aguilafuente puede ser visto en el Archivo de la Catedral, por lo que constituye otro de los principales puntos de interés. Como último dato, es muy curiosa la razón por la que solo se conserva una de las puertas que dan acceso al Barrio de las Canonjías. Ana de Austria y Felipe II decidieron realizar, en 1570, la misa de velaciones en el Alcázar; para que el cortejo cupiera por las calles que debían atravesar hasta llegar al Alcázar, decidieron derribar las dos puertas que impedían su paso.

La Catedral que conocemos en la actualidad se construyó tras la Guerra de las Comunidades, una vez que la antigua quedó completamente destruida. Carlos V de Alemania y I de España fue el impulsor de esta obra y decidió llevarla tan lejos del Alcázar como fuera posible; de esta manera, eligió la antigua Plaza Grande, actual Plaza Mayor, para levantar la obra. Lo curioso es que los terrenos en los que se encuentra la Catedral pertenecían a la judería; se derribaron un total de 100 casas de la judería, además del convento de Santa Clara, para llevarlo a cabo. De la antigua Catedral se rescataron varios elementos: el claustro del siglo XV, transportado piedra a piedra, la portada de acceso al mismo, que fue impulsada por la reina Isabel I de Castilla, el coro -112 sillares de madera de nogal- y algunas rejas, como la de la Capilla de la Piedad y la del Cristo del Consuelo.

La construcción de la Catedral se salió de lo considerado estrictamente normal en un caso así. Las obras comenzaron en 1525 por los pies cuando lo habitual era comenzar por la cabecera para poder oficiar misa lo antes posible; obviaron esto porque contaban con la capilla del antiguo convento de Santa Ana, que se encontraba en la cabecera de la Catedral. Juan Gil de Hontañón fue el arquitecto encargado de trazar los planos de la construcción pero murió antes de verla finalizada. Otra curiosidad con respecto al levantamiento del conjunto tiene que ver con la cúpula: ésta permaneció muchos años abierta al aire libre al no encontrar un proyecto adecuado para la misma, después de ver cómo habían caído varias cúpulas de diferentes catedrales. La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos no se consagra hasta el 16 de julio de 1768.

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A pesar de que no suele recibir demasiadas visitas, la Puerta del Perdón es uno de los lugares más hermosos de la Catedral; recibió este nombre por el perdón que otorgó el obispo a los que participaron en la destrucción de la antigua Catedral. Como nos cuenta Marina, el enlosado fue construido para evitar que se hiciesen plazas adosadas a la Catedral y es un lugar perfecto para disfrutar del atardecer segoviano y su preciosa luz. Otra curiosidad: fue ahí donde se grabó la proclamación de Isabel en la serie 'Isabel', de La 1. Nuestra guía lo tiene claro: no hay que dejar de salir a disfrutar de este pequeño rincón.

En esta misma Puerta del Perdón está uno de esos detalles que justifican que hablemos de este lugar como la Dama de las Catedrales. La Torre de la Catedral tiene una altura de 88 metros y en ella se encontraba, antiguamente, la casa del campanero. Tanto él como su familia vivían en el lugar pero dada la altura era bastante complicado comunicarse con él así que construyeron el denominado “llamador de la Torre”: un pequeño agujero con base de granito que golpeado con una piedra consigue que el eco y el rebote del ruido de este golpe llegue a lo más alto de la construcción. Es decir, se comunicaban a través de un golpe a pesar de los más de ochenta metros que separaba el suelo de la vivienda del campanero. “Se oye perfectamente”, asegura Marina, acostumbrada a pasar muchas horas en la Torre. “Es lo más curioso que tenemos en la Torre porque es exclusivo de la Catedral de Segovia”, concluye.

Son muchas las Capillas que se encuentran en el Templo y merece la pena detenerse en cada una de ellas. En sus paredes, cuadros de todas las épocas y autores nos muestran diferentes escenas de la vida de antaño que han sido analizadas una y otra vez. El Árbol de la Vida, del pintor flamenco Ignacio de Ríes, es una de esas obras que Marina quiere destacar, por su importancia, su enseñanza y un dicho que es probable que se te quede grabado, lo quieras o no, una vez que te familiarices con él. Contenido en la Capilla de la Inmaculada, en El Árbol de la Vida se nos presenta un árbol sobre cuya copa se encuentran varias personas disfrutando de los placeres del vivir; bajo éste, un esqueleto, el diablo y Jesucristo contemplan la escena, con el esqueleto a punto de cortar el tronco del árbol que acabaría con la felicidad -con la vida, realmente- de quienes se encuentran sobre él. “Mira que te has de morir, mira que no sabes cuándo”, reza el lado superior izquierdo, “mira que te mira Dios, mira que te está mirando”, completa el derecho.

Son muchas las personas que yacen enterradas en la Catedral pero despierta un especial interés la historia de las dos mujeres que encontramos en la misma. Popularmente conocida en Segovia como María del Salto, se trataba en realidad de una joven judía llamada Esther que fue condenada a saltar desde las Peñas Grajeras; encomendándose a la Virgen de la Fuencisla -que estaba en la portada principal de la antigua Catedral-, una vez que fue empujada cayó en el suelo flotando, no recibió daño alguno y decidió dedicarse a la vida eclesiástica en la Catedral. María Quintana, la otra mujer enterrada bajo el suelo de la Catedral, es un personaje que despierta muchas preguntas e incertidumbres, pues son pocos los datos que se tienen de sus acciones en vida. Otro de esos misterios que encierra el conjunto.

Se cuentan por decenas los elementos curiosos que tiene la Catedral, desde materiales de construcción que pertenecen al siglo XVI y que se conservan como si el tiempo no hubiera pasado para ellos... Hasta una Cruz Inquisitorial, colocada en una de las paredes del Museo de la Catedral, antigua Capilla de Santa Catalina. Puede pasar desapercibida pero te quedarás mirándola un rato si conoces su procedencia.

No podíamos poner fin a estas curiosidades sin antes haceros una recomendación: no te marches de la Catedral sin dar tres vueltas alrededor de la piedra más pequeña de toda la construcción. No te desvelaremos su posición exacta, pues buscarla siempre es una aventura y cuenta la leyenda que, tras las tres vueltas, puedes pedir un deseo que te será concedido.

Terminado este paseo mágico por un lugar mágico, solo queda hacer dos preguntas más a nuestra paciente guía. ¿Qué detalle crees que nadie debería perderse del interior de la Catedral? “El Cristo Yacente de Gregorio Fernández”, contesta, con seguridad. “Cada vez que observo la talla encuentro un detalle nuevo”, explica, con ese brillo en los ojos propio de quien ha encontrado algo que admirar el resto de su vida.

¿Cuál es su lugar favorito de todos? “La parte de arriba de la Torre”, nos cuenta. En los últimos meses, ha tenido la oportunidad de pasar una buena parte de su día a día en este lugar, a solas y en compañía de los turistas que quedan (casi) tan fascinados como ella con su imponente altura y la sensación de paz que se respira. Para Marina, significa algo más: desde arriba, cuando contemplas la ciudad, sientes como si Segovia estuviera detenida en el tiempo.

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