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RUTA URBANA EN MENORCA

10 rincones imprescindibles en Mahón

Aunque las escapadas a Menorca, y más en estas fechas, suelen tener como destino las fantásticas playas de la isla, no es menos cierto que su capital también merece una visita pausada, sin prisas. Acercarse a Mahón y disfrutar de sus encantos complementará a la perfección unos días de verano en Baleares.

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Al elegir un destino de playa, uno busca mucho más que un clima propicio, olas, brisa marina y arena. Busca fascinarse con los paisajes, deleitarse con la gastronomía de la zona, enamorarse de los rincones esculpidos en piedra por el hombre y también por la naturaleza y, por supuesto, disfrutar de la calma y la tranquilidad que le da a cualquiera saber que se encuentra en un destino idílico. Por eso Mahón es uno de los lugares predilectos para todos aquellos que viajan a Menorca. Porque tiene todo el encanto de los pueblos más pequeños y también la oferta de una ciudad. Reúne todo lo que uno puede esperar de Menorca.

Si este verano estás pensando en dejarte caer unos días por la isla, hay varios rincones que no puedes perderte. Nuestra ruta urbana comienza por la Fortaleza de Isabel II. Se encuentra en la península de La Mola, que custodia la entrada norte del puerto de Mahón. La fortaleza se empezó a construir en 1847 para defender la isla de los ingleses. Al año siguiente, la obra terminó, y poco después se ampliaría, aunque no se inauguró hasta tiempo después. Es un buen ejemplo de la arquitectura militar del siglo XIX de Menorca y cuenta con varios frentes, tanto para defensa terrestre como marítima. La visita lleva entre dos y tres horas y se puede hacer con audio guía, con una visita concertada o simplemente siguiendo los carteles informativos.

Para descansar y disfrutar del buen tiempo, la terraza La Mojigata es perfecta. Este restaurante con carta informal se encuentra en el número 15 de la Plaza España, en pleno centro. Es decir, un lugar idóneo para observar todo el ambiente de la zona. Además, es de los dueños de Sa Pedrera d’es Pujol, todo un aliciente, y su carta incluye desde patatas bravas y ensaladilla hasta huevos rotos, albóndigas con sofrito a la menorquina, lomo de bacalao con tomate confitado o calamar relleno a la menorquina.

El Puerto es una parada obligatoria. Los motivos sobra decirlos, pero si necesitas alguno: es uno de los puertos naturales más grandes de todo el mundo con sus cinco kilómetros de longitud.

Todo el casco antiguo de Mahón cuenta una interesante historia a través de sus edificios más emblemáticos, pero hay puntos que no pueden dejar de visitarse, como el Museo de Menorca, en cuyas salas se explica la historia de la isla a través de objetos y documentos de siglos pasados. La sede de este museo, uno de los más interesantes de las islas Baleares, es un antiguo convento franciscano que estaba situado en un edificio de estilo barroco construido a finales del siglo XVII y principios del XIX. Mientras que la planta baja, rodeada de un bonito claustro, se encarga de albergar las exposiciones temporales, la planta primera y la segunda hacen un recorrido por la historia de Menorca.

Visitar la destilería de Gin Xoriguer (), una ginebra auténticamente menorquina, puede ser una buena opción para un plan de tarde. Hace más de 200 años, los marineros y soldados ingleses que se encontraban en la isla no encontraban una bebida como la ginebra y, por ese motivo, los mahoneses empezaron a elaborar ginebra en la isla. La marca Xoriguer es la más famosa, data del siglo XX, y toma su nombre de un viejo molino de viento que había sigo el negocio de la familia durante varias generaciones.

Si se prefiere una parada gastronómica también local, pero en este caso muy dulce, nada como acercarse a El Turronero (Carrer Nou, 22), que en invierno prepara turrones artesanos y, en verano, su especialidad son los helados. Desde sabores tradicionales a otros más modernos como el de Donuts.

En cuanto a edificios religiosos, la iglesia de Santa María también hay que visitarla. Se construyó en el siglo XVIII sobre los cimientos de lo que antiguamente fue un templo gótico. Además, en su interior se encuentra un órgano del siglo XIX con cuatro teclados y 3.120 tubos, todo un espectáculo. Y también la iglesia de la Concepción, que se erigió en el siglo XVII sobre las antiguas murallas. Esta última tiene planta de cruz griega y estilo bizantino y no fue de culto católico hasta el año 1868, fecha en la que hubo que reformar su fachada para eliminar de ella todos los símbolos ortodoxos.

Son muchas las calles que hay que tener en cuenta cuando uno camina a pie por Mahón, y es relativamente sencillo pasear por todas ellas. Pero hay una plaza por la que es obligatorio no solo pasar, sino también detenerse para admirar los edificios que la componen. Es la Plaza de España, un espacio que data de principios del siglo XX y que atesora obras de otra época como, por ejemplo, el edificio de la pescadería de 1927 o la Casa Mir, un claro símbolo del estilo modernista mahonés.

Pero, antes de irse de Mahón es necesario caminar por el Portal de San Roc, es decir, el Portal de Arriba o de en Servera, ya que es uno de los últimos vestigios de las antiguas murallas de la ciudad. Su arquitectura medieval nos trasladará a otra época y aún se pueden admirar dos torres en buen estado de conservación.

Más información:
Turismo de Mahón
Turismo de Menorca
Turismo de Baleares

 

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