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Una de las ciudades más bellas del mundo

Cómo ver Florencia en un día

La capital de la Toscana requiere de mucho tiempo para ser vista pero con esfuerzo y un buen plan trazado de antemano se puede conseguir sacar partido a unas pocas horas que paséis en la ciudad. Os contamos cómo.

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Sabemos lo que estáis pensando: ver una ciudad que tiene tanto que ofrecer como Florencia en un día es imposible. No estáis del todo equivocados pero hay una manera de conseguirlo, al menos en parte. Y si sois de las personas que quieren aprovechar su viaje a Italia para desplazarse por el país en poco tiempo, porque sino sentís que estáis desaprovechando el trayecto, entonces muy atentos a estas líneas.

Ver Florencia en un día no solo es imposible en cierto modo: es injusto. Florencia hay que disfrutarla, hay que patearla, hay que respirarla, hay que observarla desde la distancia y en silencio para que uno pueda concienciarse verdaderamente de todo lo que ha sucedido en la capital de la Toscana a lo largo de los siglos. No solo es una de las ciudades más hermosas del mundo: es uno de los mejores testigos de la evolución del ser humano.

¿Por dónde empezar a descubrirla, entonces, cuando uno no goza de demasiado tiempo? Por dos valiosos consejos. Si vuestro viaje a Florencia va a ser efímero, al menos que sea en una época del año donde las horas de luz ganan a las horas de oscuridad. Y siguiendo esto mismo, preparaos para madrugar tanto como sea posible.

Uno de los 'obstáculos' que tenemos en Florencia es que son muchos los lugares de interés que se encuentran en espacios cerrados, por lo que tendréis que ir preparados a sufrir (largas) colas para acceder a ellos; pero una de las ventajas es que la frase que más acompaña a la ciudad, “Florencia es un museo al aire libre”, es completamente cierta y pasaréis más tiempo entre sus calles que en sus museos. Hay una forma de equilibrar ambas cosas.

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Habiendo madrugado y con todo el día por delante, dirigíos en primer lugar a la Galería de la Academia. Uno no puede marcharse de Florencia sin ver el David de Miguel Ángel. La Galería abre sus puertas en torno a las ocho de la mañana y aunque seguramente al llegar os encontréis con personas ya esperando, no habría que tener grandes problemas para entrar y salir a una hora en la que todavía sigas teniendo todo el día por delante.

Cerca de la Galería de la Academia, varios puntos de interés: la iglesia de San Marco al Norte y el Ospedale degli Innocenti al sur, construido en el siglo XV por Filippo Brunelleschi en una bonita Plaza llamada Piazza della Santissima Annunziata. La iglesia del mismo nombre se encuentra a tan solo una calle de la Plaza.

Tras estas rápidas visitas, puedes dirigirte hacia el Palacio Médici-Riccardi, una imponente construcción urbana que se integra perfectamente con el conjunto de los edificios. Cerca del mismo, la Basílica de San Lorenzo -quizá la más diferente de la ciudad- y la Capilla Médici constituyen los principales puntos de interés. Entrar a la Basílica siempre es una buena idea, sobre todo si queréis disfrutar de la afamada Biblioteca Medicea Laurenziana, una de las más importantes de Europa.

En nuestro paseo pretendemos descender poco a poco hacia el Arno, el río que divide en dos la ciudad. Antes de continuar hacia el sur, desde la Basílica de San Lorenzo tomamos la ruta que nos lleve a la Basílica de Santa María Novella, donde podemos descansar mientras disfrutamos de una de las arquitecturas más hermosas de la ciudad, que reúne todos los elementos típicos florentinos.

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No muy lejos de la Basílica, se encuentra la Iglesia d'Ognissanti; es decir, la iglesia de todos los Santos. Es un edificio más bien austero pero nos permite adentrarnos en las calles más desconocidas de Florencia, que no dejan de ser preciosas, y tener un primer vistazo del Arno -también del Puente Vecchio, desde la distancia.

Desde allí, puede haber llegado el momento de dirigirnos hacia el verdadero corazón de la ciudad, dominado, evidentemente, por el colosal Duomo, la Catedral de Santa Maria del Fiore. Es en la Plaza del Duomo donde tenemos que tomarnos verdaderamente nuestro tiempo para admirar una construcción que puede dejar sin palabras a cualquiera, el hermoso Baptisterio de San Giovanni -no os olvidéis de las Puertas del Paraíso-, el esbelto Campanile de Giotto y la afamada cúpula de Brunelleschi que se alza por encima de todo. Todos los minutos que 'perdáis' embobados frente a este conjunto de edificios están justificados.

Una vez que os sintáis preparados para abandonar la Plaza del Duomo, nos dirigimos hacia la Basílica de Santa Croce. Es un paseo de unos 15 minutos si, además, nos desviamos hacia el Museo del Bargello, que no deja de ser un edificio curioso. La Basílica de Sansa Croce se encuentra en una gran plaza donde también encontramos un bonito homenaje a Dante Alighieri en forma de escultura.

Antes de hacer una parada para reponer fuerzas, podemos realizar un último esfuerzo y encaminarnos hacia la Piazza della Repubblica donde, dicen, se encuentran los mejores cafés de Florencia. El Mercado Nuevo se encuentra a tan solo unos pasos y en él, en una esquina, nos espera la Fontana del Porcellino, la fuente a la que debemos acudir si queremos regresar a Florencia.

Seguimos descendiendo y llegamos a la Piazza della Signoria, una de las más significativas de Florencia; nos hace entender por completo la expresión “museo al aire libre”. Además de contar con el Palacio Vecchio presidiendo la plaza, disfrutaremos de la Fuente de Neptuno, que fue la primera fuente pública de la ciudad, y de la Loggia de Lanzi, donde se encuentran varias importantes esculturas.

La calle que nos conduce directamente hacia el Arno no es una calle cualquiera: se trata de la Galería de los Ufizzi, conectada al Palazzo Vecchio y sede de varias de las obras de arte más importantes del mundo. Llegó el momento de soportar, de nuevo, grandes colas. Ahora bien, merece la pena si queréis disfrutar de obras como El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli.

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Solo en la Galeria de los Ufizzi podríamos permanecer un día entero pero como nuestra visita es rápida, os aconsejamos que tengáis claro qué es exactamente lo que queréis ver dentro de la misma para dirigiros a ello sin entreteneros demasiado -es una pena, hemos de añadir, pues toda la Galeria es impresionante.

Y llegamos al Arno. El Puente Vecchio queda a nuestra derecha y aunque cruzarlo es tentador, nuestro consejo es que sigáis bordeando el río hasta llegar al Ponte Santa Trinita; las vistas son muy bonitas y el Puente Vecchio puede verse igualmente al anochecer.

Cruzamos el Arno y nos dirigimos hacia el Palacio Pitti, a pocos metros de distancia. Este colosal edificio guarda en su interior los preciosos Jardines de Bóboli que no podéis dejar de visitar; al menos, un paseo sencillo por un lugar que os permitirá tener una primera vista de Florencia desde las alturas impresionante. Si vais bien de tiempo, dirigiros hacia el Forte di Belvedere, situado justo detrás del Palacio.

Decimos “una primera vista de Florencia desde las alturas” porque la mejor vista, la que todo el mundo quiere atrapar, se encuentra en la Piazzale Michelangelo. Hacia ella nos dirigimos y, esta vez sí, el paseo es largo y el ascenso, después de todo un día caminando, cuesta. Pero volvemos a decirlo: merece la pena.

Antes de descansar en las famosas escaleras de la Plaza, seguid subiendo hasta la Basílica de San Miniato al Monte. Además de ser una construcción preciosa -semejante a las que hemos visto repartidas por la ciudad-, se encuentra en lo más alto de Florencia y nos permite apreciar la grandeza de ésta.

Volvemos hasta la Piazzale Michelangelo, una visita obligada en cuyas escaleras podremos ver atardecer si tenemos suerte (y espacio, pues suelen estar llenas de turistas y residentes). Tras disfrutar de uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, podemos retroceder lo andado y dirigirnos, ahora sí, hacia el Puente Vecchio, donde seguramente algún artista local esté amenizando uno de los paseos más ricos de la ciudad; fijaos en las joyerías que se extienden a lo largo del puente y, sobre todo, en las vistas que nos regala a uno y otro lago.

Es complicado, es agotador y se nos quedan en el tintero varios puntos de interés, pero siguiendo esta ruta podréis decir que habéis visto Florencia. En un día.

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