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Claves para disfrutar Noruega

Oslo en verano, cómo disfrutar de la capital de la nieve

Aunque para comprender Oslo por completo hay que visitarla cuando la nieve invade la ciudad y el frío casi nos obliga a permanecer en casa, en verano también puedes disfrutar de la capital noruega. Os damos dentro un par de claves para hacerlo.

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Suele decirse que Oslo hay que visitarlo en invierno y es cierto. Da la sensación de que para conocer verdaderamente la capital de Noruega uno debe estar cubierto de nieve y soportando unas temperaturas de varios grados bajo cero e, insistimos, es cierto. Forma parte de su encanto.

Pero Oslo también merece la pena en verano, cuando el frío le da un respiro a la ciudad y las horas de luz se apoderan de ésta. Es, sin duda, una forma diferente de conocer la que ha sido bautizada muchas veces como la capital de la nieve.

Y aunque el Parque Frogner, por empezar por un punto concreto, luce maravilloso, imponente, sobrecogedor, bajo los copos de nieve y con todos sus lagos congelados, cuando reina el buen tiempo es igualmente fantástico. Podrás observar con mucho más detenimiento las más de 200 estatuas de Vigeland Park y encontrarás detalles en ellas que quizá bajo la nieve no hubieras sido capaz de ver. Este parque es el más popular de Oslo y lo es por algo: además de ser inmenso y de esas estatuas que vigilan a los paseantes, podrás encontrar decenas de rincones donde esconderte unas cuantas horas.

Otra visita diferente la encontraremos en la misma Ópera. Es uno de los monumentos de la ciudad y contemplar frente a ella el mar congelado quita el aliento a cualquiera, sí, pero solo es en verano cuando podrás subirte a su tejado para tener una perfecta vista de la ciudad. La Opera es una gran construcción que pretende representar la acción de un bloque de hielo emergiendo del mar y es una visita obligada siempre que vayas al país. Además, pasear por el puerto -y quizá ganarte un paseo en alguno de los pequeños barcos que allí se encuentran- es mucho más agradable en verano, sobre todo porque no estarás preocupado por caer ante el frío.

Hablando de barcos, es también una buena idea coger uno hasta Bygdoy, algo que, como tantas otras cosas, solo podrás hacer en verano pues en invierno las aguas están congeladas. Se trata de un bonito y tranquilo paseo en ferry que tiene como destino Bygdoy, donde están concentrados buena parte de los museos de la ciudad, como el museo de las expediciones polares. Historia, muchos bosques y diferentes actividades te esperan a pocos minutos del centro. Ni que decir tiene que un paseo por el fiordo, aunque de menos envergadura que otros del país, es obligatorio.

Dejando un poco de lado la ciudad encontramos también muchos lagos que merecen una visita y que son la excusa perfecta para practicar algo de senderismo. Noruega es un país por conocer y los alrededores de la capital nos dan la razón en este sentido. Por poner un ejemplo, el lago Sognsvann os enamorará.

También es una época perfecta para visitar el famoso trampolín Holmenkollen. De acuerdo, no habrá nieve ni posibilidad de practicar todos los deportes relacionados con ésta pero sí podrás lanzarte en tirolina y, sobre todo, disfrutar de unas vistas maravillosas.

Hay vida en la capital de la nieve más allá de ésta.

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