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Coblenza, la ciudad desconocida de Alemania que debes conocer

Todavía algo desconocida lejos de las tierras alemanas, Coblenza es una de las ciudades más bellas del país y del continente. Con numerosos puntos atractivos que visitar, te quedarás prendado de su encanto si tienes oportunidad de hacerlo.

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Situada en el conocido como “rincón alemán”, Coblenza nos espera con ese encanto que poseen las ciudades que tienen vida propia. Como si, consciente de haber sido nombrada Patrimonio de la Humanidad, quisiera presumir orgullosa de ello. Esta pequeña ciudad alemana quizá no sea la más conocida del país pero son muchos los que aseguran que es la más hermosa.

Más de 100.000 habitantes y 2.000 años de historia amparan a Koblenz, su nombre original, que nació en un punto estratégico de Alemania: la confluencia entre el Rin y el Moselo. El interés que ha tenido esta ciudad a lo largo de los siglos para todos los emperadores, conquistadores, invasores, nos viene bien hoy en día: gracias a ello, Coblenza se encuentra muy bien conservada y presenta monumentos de la gran mayoría de las etapas que ha atravesado la humanidad.

Sus pequeñas callejuelas por las que no es difícil perderse y esos rincones que solo podrás descubrir si estás muy atento forman parte de su encanto. Pero no solo los pequeños detalles hacen de Coblenza una ciudad fantástica: son muchos los monumentos y localizaciones que puedes visitar y que no te dejarán indiferente.

Comenzando por la Jesuitenplatz, la plaza con más vida de la ciudad que lleva ese nombre por los edificios que cobija, construidos hace cuatro siglos, pertenecientes a la orden de los Jesuitas; hoy en día, son el Ayuntamiento. Otra plaza que merece ser visitada es la llamada Am Plan, que conserva también edificios construidos en el siglo XVIII.

Uno de los monumentos más populares de la ciudad: la fuente Schängelbrunnen, todo un símbolo. La palabra “Schäng” es un derivado del nombre “Jean” francés y se remonta a la época en la que los soldados franceses invadieron la ciudad, dejando descendencia. Esta palabra se asocia a niños traviesos que deambulaban por la ciudad, algo que se ve reflejado en la fuente no solo en la apariencia sino también en su pequeño secreto: cada pocos minutos, escupe agua por la boca, mojando a todo aquel que, distraído, pasa por delante.

Aunque sin duda el monumento mas conocido es el Deutsches Eck, “la esquina alemana”, el punto exacto donde confluyen los ríos Rin y Mosela. La estatua que domina el lugar es un monumento en honor al emperador Guillermo I, “Guillermo el Grande”, que ha vivido todo tipo de destrucciones y reconstrucciones. A orillas del río Rin también podemos disfrutar del paseo Rheinanlagen, de 3'5 kilómetros de longitud.

Podemos destacar, así mismo, varias construcciones religiosas. En primer lugar, la Basílica de San Castor, la iglesia más antigua de Coblenza; consagrada en el año 836, el edificio que vemos hoy en día pertenece mayoritariamente al siglo XII. La iglesia Liebfrauenkirche es también un punto de interés, ya que se encuentra situado en el lugar más alto de la ciudad. Y una de las construcciones más queridas: la iglesia de San Florín, precioso edificio construido en el siglo XII que ha sido remodelado en diferentes ocasiones.

La Antigua Sede del Gobierno, un gran conjunto arquitectónico del pasado siglo, y el Palacio Electoral, perteneciente al siglo XVIII, también forman parte de la lista de atractivos de Coblenza que, como veis, ofrece muchos ejemplos del arte que predominó en los diferentes siglos.

Un espacio muy curioso y de visita obligatoria es la Villa del Vino. Coblenza, como todas las ciudades cercanas al Rin, destaca por sus viñedos y su tradición en este aspecto. Weindorf, como así se llama esta villa, es el ejemplo de esto. Es una pequeña reconstrucción de un pueblo vínicola que se remonta a 1925, cuando tuvo lugar la Exposición Imperial del Vino Alemán; podemos ver varias casas tradicionales de este estilo y disfrutar de una copa del mejor vino del país. Hemos de decir que la villa original fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial, pero esta segunda construcción merece igualmente la pena.

Por último, en la desembocadura del Moselo encontramos la segunda mayor fortaleza histórica de Europa, construida entre 1817 y 1822, aunque ochocientos años antes ya encontrábamos puestos de defensa en una zona que reúne muchas huellas del pasado.

Coblenza es todo esto: historia, belleza, un encanto peculiar y mucha esencia alemana.

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