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La magia que esconde la Isla Blanca

El mito de Ibiza

Ibiza es uno de los entornos urbanos más antiguos del mediterráneo occidental y el primero del archipiélago balear. Su pasado es sorprendente y fundamental para entender su presente, su realidad cultural y social, a través del mosaico de culturas que la han ocupado ininterrumpidamente, desde el 2700 a. C.

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Un lugar tranquilo en un entorno maravilloso

La verdadera magia de Ibiza se entiende gracias a ese pasado fascinante por el que han recalado numerosas civilizaciones, desde fenicios, cartagineses, romanos, godos, visigodos, árabes o turcos, durante siglos de historia. El siglo XX es también un reflejo que ha forjado la leyenda de la isla Pitiusa. Desde los años 30, la isla se convirtió en un apacible destino para algunos de los artistas europeos de vanguardia forzados a huir del régimen nazi. En la isla encontraron un espacio primitivo que daba rienda suelta a su creatividad.

El fotógrafo, escritor y pionero dadaísta Raoul Hausmann fue uno de los primeros turistas accientales. Ibiza, para el austríaco, suponía “un lugar virgen y hermoso; un sitio perfecto para trabajar”. El filósofo alemán Walter Benjamin sentía “las líneas de Ibiza tan profundamente enterradas en mí”. “No me ha resultado fácil encontrar otro lugar donde poder vivir con unas condiciones soportables y un paisaje espléndido”, escribiría.

El Nobel de Literatura, Albert Camus, acostumbraba a sentarse “en los cafés que jalonan el puerto de Ibiza todos los días”. “En ese instante de crepúsculo reinaba algo de fugaz y melancólico, sensible no a un hombre solamente, sino a todo un pueblo. Yo por mi parte tenía ganas de amar como se tiene ganas de llorar. Me parecía que cada hora de sueño sería robada en adelante a la vida… es decir, al tiempo del deseo sin objeto”.

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Para Truman Capote, poner los pies en Ibiza era como “atravesar una pasarela de embarque: te posee la misma suspensión, parece que nada malo ni vulgar pueda ocurrirte”.

Para Nico, máxima representante del art pop de Warhol, Ibiza fue una de sus grandes obsesiones y por la casa de Elmyr de Hory, el famoso pintor y falsificador húngaro, pasaban muchas personas conocidas, como John Derek, Ursula Andress o el mismo Orson Welles, para filmar el documental basado en la obra de Clifford Irving sobre el artista. Era la Ibiza desprejuiciada de los años 60 y 70, la Ibiza que también disfrutaban Cormac McCarthy, Norman Mailer o George Harrison, así como Gina Lollobrigida, Briggite Bardot, Roman Polanski, Freddy Mercury o Nina Hagen, entre otros muchos, algunos años después.

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Hoy en día, muchas cosas han cambiado, pero la esencia sigue siendo la misma. “Encuentro mucha gente y ambientes extraños y mágicos en Ibiza. Es más de misterios que de secreto”, admitía el músico Mike Oldfield, mientras la isla le servía de inspiración para componer la segunda edición de Tubular Bells y en su disco Voyager aparecía en la portada con la isla de Es Vedrá de fondo. Unos ambientes que temporada tras temporada siguen convocando a artistas, actores y actrices, familias reales y a personalidades de todo el mundo que vienen buscando la magia que en muy pocos otros lugares del planeta se encuentra. Porque, aunque los años siguen pasando y muchas cosas han cambiado, el mito de la isla se mantiene intacto. Si no, que se lo pregunten a quienes siguen visitándola año tras año de forma incondicional.

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